Thursday, June 20, 2013

Los Cazadores: entre la historia y el buen comer


Restaurantes de todo tipo abundan en los pueblos que bordean la ribera norte del Lago de Chapala, pero Los Cazadores sobresale como un establecimiento que además de alta cocina, ofrece una buena ración de historia local.

Los Cazadores se ubica en el número 16 del Paseo Ramon Corona, esquina Madero, junto al templo de San Francisco, mirando al lago.

La hermosa mansión de ladrillo de tres pisos se distingue por las dos altas torretas que la coronan en cada extremo, es nada menos que un punto de referencia histórico, asegura su propietario Gerardo Hernández Martínez.

El edificio, que alguna vez fuera una casa de descanso visitada por importantes políticos, empresarios y otras personalidades, fue construido en tiempos de la presidencia de Porfirio Diaz –en la considerada Época de Oro de Chapala– con materiales en su mayoría importados de Europa; casi todos sus elementos distintivos permanecen intactos hasta la actualidad, asegura Gerardo.

Luis Perez Verdía, notable escritor y político mexicano, inició la construcción en 1903, pero para cuando se terminó en 1906, la casa ya había cambiado de manos. Muchos de los detalles finales fueron elegidos por el segundo propietario, Alberto Braniff –de la familia fundadora de la aerolínea que lleva su nombre– quien la conservaría por casi 50 años, razón por la que hasta la fecha se le conoce popularmente como Casa Braniff. El edificio pasó a manos de la familia Hernández en 1970, cuando José Luis Martínez Covarrubias, la adquirió del industrial jalisciense Zenén Camarena. A mediados de los 50 la familia Martínez fundó la prestigiada cadena Cazadores  y José Luis abrió el restaurante de Chapala en 1971.

Insatisfecho con el desempeño de la administración a cargo y la consecuente pérdida de clientes, hace más de una década Gerardo asumió el control del negocio.

A la fecha, el ahora experimentado restaurantero manifiesta sentir por su negocio el mismo orgullo que por el notable edificio que lo alberga.

"Nos esforzamos por ofrecer excelente servicio y platillos atractivos y apetecibles", dice Hernández mientras repasa el amplio menú. "No pretendemos manejar una cocina gourmet, sino comida sencilla elaborada con los mejores y más frescos ingredientes".

Los cortes importados y las tortillas de mano servidas directo del comal son ejemplo de la calidad que exige. Los platos fuertes incluyen una amplia selección de carnes, aves y mariscos, complementada con especialidades como la joya de la casa: Chamorro en mole casero ($145), preparado con la receta familiar, envuelto en hojas de platano y cocinado en su punto para lograr una perfecta textura.

Otro favorito del menú es la Tabla Especial ($130) que consta de lomo de puerco y filete de res asados al carbón y una variedad de delicias regionales como el Pescado Blanco de Pátzcuaro o el Caviar de Chapala, un delicioso aperitivo de huevas de carpa ($80).

Es evidente que el amable y atento servicio a los visitantes ha sido una de las grandes ventajas de Los Cazadores; la atención a los detalles es esencial para mantener una clientela fiel, por eso el extremo cuidado en la higiene y limpieza en todos los rincones del restaurant y los detalles finos como las servilletas y la mantelería.

Además de enfocarse en ofrecer buena comida a precios accesibles, en Los Cazadores se esfuerzan en mantener el momento tan feliz como sea posible. La selección de la música para cada momento del día y de acuerdo al tipo de clientes, así como dedicar y sugerir espacios especiales para quienes buscan un ambiente más adulto o quienes acuden en grupos que celebran algo o niños pequeños.
 Cuando el tiempo se lo permite, Gerardo disfruta hacer de guía para sus comensales mostrándoles los secretos y tesoros de la Casa Braniff, como la tapicería original de seda, los vitrales, los paneles de cristal biselado y grabado al agua fuerte en las puertas, los techos finamente decorados y el adusto retrato de Porfirio Diaz, que solía vacacionar con frecuencia en la mansión. Hay una infinidad de maravillas más, como el enorme retrato de bodas de los abuelos Hernández y diversas antigüedades coleccionadas por la familia a través de los años.

Con una creciente clientela y la vista siempre puesta en la siguiente temporada vacacional, Gerardo confía en que los años de trabajo duro seguirán rindiendo frutos. Sin duda la visión, cordialidad y energía de su gerente seguirá llevando adelante a este hito histórico de Chapala ahora colocado en el mapa como un gran lugar para el buen comer.

Abierto de martes a domingo de 1:00 a  8:00 pm
Teléfono: (376) 765-2162

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